- Sentar al alumno cerca del profesor y
lejos de la ventana o de una pared en caso de que
contenga elementos que le puedan distraer. Ubicándole entre
alumnos de carácter más tranquilo.
- Asignarle alguna
actividad que implique movimiento: repartir lápices, colocar las sillas,
recoger los rincones etc. Se puede usar también como recompensa.
- No recriminar en exceso cuando se
levanta, si ocurre al final de la actividad que está
realizando en clase y siempre que no moleste a nadie.
- Intentar que no tenga en
la mesa más material que el. necesario para trabajar.
- Mirarle a los ojos, llamar su atención cuando se le habla.
- Pedirle que repita los mensajes que se comunican para comprobar
que lo ha comprendido.
- Darle mensajes cortos y sencillos,
para posteriormente, cuando llegue a atenderlos satisfactoriamente,
pasar a mensajes largos y complejos.
- No se le puede exigir todo a la vez.
Se debe procurar desmenuzar lo que queramos que
aprenda en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos: Si comienza por acabar las actividades, se le felicita por
conseguirlo, luego que lo intente con mayor
precisión y cuidado.
- Disminuirle el tiempo que debe dedicar a la realización de una
actividad. Por ejemplo: Realizar las actividades por pasos, completarlos en
distintos momentos.
- Usar soportes visuales, pictogramas cuando se
habla, se explica en clase mediante instrucciones auditivas.
- Animarle cuando consigue algo que le ha implicado concentrarse: ha
atendido, contestar sin equivocarse, etc.
y no ridiculizarle delante de los compañeros cuando fracase en una
actividad escolar. Evitar insistir siempre todo lo que hace mal, emplearemos el
refuerzo positivo.
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